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miércoles, 6 de junio de 2012
Me doy cuenta que aveces me muestro tan segura de lo que estoy haciendo, o de lo que digo, o lo que pienso.. Y es todo lo contrario. Después de hacer algo me como el garrón de mi vida pensando como hacer para arreglar lo hecho, cuando digo algo si bien talves no lo piense 2 veces, después me arrepiento de depender de mis impulsos, y que no todos mis pensamientos son tan fijos y rígidos como demuestro que son. Me gusta que la gente piense que soy fuerte, y que de tan sincera y directa que puedo llegar a ser se crea que a mi no me duele que lo sean conmigo. Y no,no es así. Si bien me gusta que me digan la verdad, aveces prefiero seguir en mi nube de pedo creyendo que todo esta bien. Querer siempre tener la razón, y aunque te des cuenta de que no la tenes, seguir totalmente firme en lo que pensas, no es de una persona valiente. Todo lo contrario. No por no tener problema a decir lo que me pasa, quiere decir que sea valiente y tolere cualquier verdad que me digan. Termino siendo igual que la mayoría de cobardes, que de alguna forma prefieren ahorrarse de saber que se equivocan. Y aunque por un tiempo evitando los problemas se pueda estar bien, a medida que pasa el tiempo, no se puede seguir cargando ese peso. Porque uno quiera o no,siempre esta esa persona que te hace caer totalmente a la realidad.. Y que el orgullo no deje admitir que tiene razón, no quiere decir que uno no lo sepa. Por eso mismo, hay que luchar contra ese orgullo, que al fin y al cabo, es lo que hace que empeoren las cosas. Porque admitir como son las cosas y hacer algo para cambiarlo, es de una persona valiente, que se atreve a cambiar lo que uno ya es, antes que por eso que otros nos corrigen, todo sea peor.
